Pues sí, aunque parezca inusual, pocas historias son tan comunes como esta. Empezando por el/la pediatra, es común que todos tenemos al mejor pediatra de la ciudad, porque si no lo fuera lo buscaríamos. O el cirujano que nos operó es común que fuera el mejor y más prestigioso
del país
, o del mundo. El ser humano tiende a hacer de lo suyo o de su elección lo mejor. Evidentemente nadie elige lo malo a sabiendas, así que hemos de convenir que todos tenemos lo mejor, pero no tenemos lo mismo, entonces ¿como se explica que lo tuyo sea lo mejor y lo mío también?. Claro,eso es, influye la subjetividad, las preferencias de cada cual, o las necesidades que se cubren con cada elección. De esta discrepancia surgen las discusiones, porque nadie discute si sabe que no tiene razón, o no debería hacerlo. Lo mío es mejor, lo tuyo no vale nada, mi pediatra estudió en no sé donde y el mío da conferencias...bla ,bla, bla. Siempre que intervenga la subjetividad, es decir, la opinión que nos hemos (o nos han) formado, habrá discrepancias de criterio. Uno puede ser de derechas o de izquierdas, dependiendo de dónde se haya criado, o de lo que le inculcó su familia. Católico u ortodoxo, dependiendo de si nació en España o en Rusia, aunque no sea absolutamente determinante.¿proabortistas?¿antiabortistas?, ¿quién tiene razón?, cada uno la suya, y todas pueden ser buenas. Podríamos estar de acuerdo en que el dinero es fundamental para la vida, aunque no piensan así los bosquimanos. Pero hay una sola cosa, y digo bien UNA sola y única cosa en la que toda persona que haya tenido elementos de juicio coincide indefectiblemente: no hay nada que transmita más cariño y más felicidad que una sonrisa directa dirigida a ti por un niño con Síndrome de Down. Son los únicos seres del universo que tienen una inagotable cantidad de sonrisas y cariños en su pecho, son, como le dijo Jesús a Pedro, infinitos como el océano (ver último párrafo del texto).
FANTASTIC
ResponderEliminarmike
Qué inaceptablemente bien lo has contado,por primera vez un texto me hace sentir lo que el autor ha sentido, me parecía tener mi propia hija ad hoc, las metáforas perfectamente ubicadas y exquisitamente repetidas, es de una calidad sorprendente. Tan inaceptable que si me lo cuentan no lo tendría por posible. Una lágrima yo!!!. Inaceptable. Los hechos no tienen que ver conmigo, no es familia, no hay ningún vínculo afectivo, no conozco a Betlem ni a Juanjo, solo del facebook, pero ahora tengo un vínculo afectivo virtual que no puedo evitar. Perdonad que no diga quién soy, pero que yo derrame una lágrima por algo que leo en una pantalla, no se puede saber en mi círculo, inaceptable. Corro a leer lo próximo, prometo no llorar más. Del contador de visitas descuenta 365 cada año, porque será el mismo visitante, yo, buscando lo último que hayas colgado. No me canso de elogiarte, gracias, gracias, gracias.
ResponderEliminarQuerido Juanjo:
ResponderEliminarSomos Carolina y Mamen (madre de José y profe de Betlem) estamos en un curso en el colegio y uno de los temas eran los blogs. Nos hemos metido en el tuyo para practicar. Nos hemos leído varios artículos y a cual más bonito. Un besazo para todos. Mamen y Carolina.
Hola Carolina, hola Mamen:
ResponderEliminarMe alegro de que os guste. Pronto pondré más cositas, tengo la cabeza llena de ellas, jeje. Mucha culpa de lo que aquí se puede leer la tienes tú Mamen. Si haces por los demás la mitad de lo que has hecho por Betlem, tienes plaza segura el Cielo. Si los demás te quieren la mitad de lo que te quiere Betlem, tendrás cariño para repartir a todas la generaciones venideras. Si los demás padres están la mitad de agradecidos que nosotros... no, eso no puede ser, no hay tanta gratitud en la tierra.
Besotes para las dos, muchos y muy grandes.
Juanjo