Este rinconcho estará dedicado a los amigos de la poesía, que son muchos. Los puristas y los revolucionarios. Los buenos y los malos. Para que nos envíen sus creaciones con la temática del Síndrome de Down. Se admite todo, Octetos, simples pareados, hasta prosa poética, rubricados o anónimos. Lo que sí interesa es que sean originales, no un recopilatorio de poemas de gente famosa, que los hay, es más divertido y emotivo creados por y para nuestros Down, por gente que giramos en torno a ellos. Estoy intentando convencer a algunos amigos que emanan poesia cada vez que cogen una pluma. Valga como primer ejemplo la poesía que me envió Andrés cuando coincidimos en el Hospital Montepríncipe, en aquella UCI, con nuestros hijos, bueno, él con su nieto, cuando ambos fueron operados del corazón. Sé que ya la ha publicado, pero yo la tengo en primicia, en un email que nunca borraré, y que sirvió de base para el Chrisma de 2oo4 - 2oo5.
A UN NIÑO DOWN
(Andrés Martínez)
Era una noche tan fría
cuando salimos despacio
para alumbrarte a la vida
camino de un dispensario
Buscábamos la alegría
de compartir un abrazo
y nació un niño distinto
pequeño y de ojos rasgados
Me acuerdo de aquella sala,
gentes vestidos de blanco,
y la cara de aquél médico
en su papel de togado,
con la mirada perdida,
algo había fallado
La angustia de aquel momento
solos tu y yo, y nuestro enano,
el mundo se nos caía
pero duró sólo un rato,
comprendimos que en la vida
no todo es bueno o es malo.
Eras un niño perdido,
te arropé entre mis brazos,
todavía estaba aturdido,
sin saber qué había ganado.
Y doy gracias a la vida
porque a mi me haya tocado
esta bendición del cielo
en forma de ángel humano.
Habla con Dios cada noche
su querubín más preciado,
don generoso y derroche
es la ternura en sus manos,
una sonrisa en la boca,
no falta amor en sus labios.
Algunos buscan la herida
donde poder siempre hurgarnos,
ciegos que no ven la viga
comosepulcros blanqueados,
pero tú y yo sabemos, amigo,
que Dios está a nuestro lado.
Se llama Andrés y es mi hijo,
ahora es todo un muchacho
y todavía me pregunto:
¿Por qué buscó Dios mi casa
para dejar un regalo?
Buena idea
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